domingo, 19 𝗱𝗲 mayo, 2024
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Burlington: Agua potable tiene niveles seguros de PFAS o sustancias per- y polifluoroalquiladas 

Foto: City of Burlington

Francisco Machalskys- Para entender la importancia de que la ciudad de Burlington haya confirmado la estabilidad en los niveles de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS, por sus siglas en inglés) presentes en el agua potable, tomemos unos minutos en saber qué encierran estas siglas y cómo afectan nuestra salud.

Las PFAS son un grupo de agentes sintetizados desde 1940 denominados químicos irreductibles (o forever chemicals, del término original en inglés). Dada su condición de repeler el agua y el aceite de manera radical, son utilizadas en la producción de envoltorios para un sinfín de productos cotidianos, como empaques para pizza y comida rápida en general, impermeables, pinturas de alta resistencia a los elementos, extintores de incendios, artículos de limpieza y un largo etcétera.

A pesar de su muy extendido uso, derivado de las múltiples comodidades que su aplicación genera, estas sustancias tienen la letal particularidad de estar ligadas a la familia química de elementos fluorocarbonados, de alta persistencia en el ambiente y difíciles de degradar naturalmente.

Las PFAS son detectables corrientemente en alimentos, agua potable y organismos vivos, como peces y animales de consumo, así como en el propio ser humano. A niveles descontrolados, podrían tener repercusiones de salud preocupantes, como el desarrollo de cáncer, desequilibrios en el sistema inmunitario y problemas de tiroides.

Para 2016, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA, por sus siglas en inglés) fijó un nivel seguro de 70 partes por trillón dentro de un ciclo de vida correspondiente a 70 años. Ello significa que, si una persona consume un galón de agua diariamente por espacio de 70 años, tendría una posibilidad entre un trillón de desarrollar cáncer. Sólo a manera de ilustración, decir “una parte por trillón” equivale a imaginar una gota de agua dentro de una piscina olímpica.

Así, el gobierno de Burlington asegura que su agua potable se ajusta perfectamente a los estándares requeridos por el estado y la Unión federal. En la planta de tratamiento JD Mackintosh el nivel es de 3.16 partes por trillón, mientras que en la planta Ed Thomas es de 20 partes por trillón.

A la espera de que la EPA fije nuevos estándares seguro de FPAS, la ciudad de Burlington informó que contratará a un consultor que ayude a determinar qué nuevos procedimientos habrán de aplicarse para mantener las fuentes hídricas potables a la par de lo exigido.

Asimismo, el gobierno de Burlington se ha comprometido a disminuir los niveles de de estas sustancias en las aguas de desecho. Como se sabe, tanto Burlington, como Greensboro y Reidsville arrojan aguas servidas al río Haw, del cual algunas comunidades obtienen agua para consumo humano.

Por tal razón, desde hace dos años viene el gobierno de Burlington trabajando mancomunadamente con la Junta del río Haw, el Centro de Legalidad Ambiental del Sur, y expertos de la Universidad de Duke en la tarea de analizar todo el sistema de drenaje.

Cabe también destacar la colaboración del parque industrial de Burlington que, a petición del gobierno local, ha venido controlando la presencia de FPAS en los desechos residuales de manera significativa, con miras a aumentar el porcentaje de control.

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