Raquel García Núñez- Los daños que ha causado la guerra entre los carteles de la droga en México han sido incalculables. Para las zonas afectadas por este conflicto el deterioro se traduce en pérdidas millonarias que han afectado su economía; en miles de vidas perdidas; en el inevitable desplazamiento de familias; en miles de desaparecidos de los que nunca más se supo su paradero, y para los que deciden quedarse, en una vida signada por el miedo.
De acuerdo con la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), en 2020 y lo que va de 2021, al menos 13 mil 246 personas han sido desplazadas de sus hogares. La mayoría huye de los efectos de la violencia generalizada, del conflicto armado o de violaciones a los derechos humanos, entre otras causas.
Tamaulipas, ubicado al noreste de México, es uno de los estados que más ha sufrido las consecuencias de los enfrentamientos entre facciones de los carteles de la droga. En esta entidad se pelan el territorio el Cartel del Golfo y Los Zetas. Las autoridades de este estado fronterizo y Texas (EE.UU) han identificado que territorios enteros de la “frontera chica”, conformada por las ciudades de Miguel Alemán, Mier, Camargo y Nueva Ciudad Guerrero, permanecen bajo control total del crimen organizado.
La disputa de territorios en Tamaulipas cobró más fuerza desde febrero de 2010, momento en el que explotó el conflicto armado entre ambos carteles desatando una cadena de asesinatos, bloqueos en las vías y secuestros.
Los hallazgos de cuerpos calcinados son apenas una muestra de las huellas brutales que han dejado más de 10 años de conflicto armado en Tamaulipas. En enero de 2021 ocurrió una matanza en el poblado Los tres Portones, al sur del estado, donde fueron hallados al menos 19 cuerpos y dos vehículos calcinados. En el mismo poblado en 2019 encontraron al menos 25 cadáveres en las mismas circunstancias.
El sistema ciudadano de monitoreo de la Red de Desaparecidos en la entidad asegura que en el primer trimestre del año en Tamaulipas han desaparecido 446 personas. Estos datos contrastan con los publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los cuales dan cuenta de apenas 16 desapariciones.
Tampico: el futuro frenado por la guerra narco
La violencia en Tamaulipas ha transformado la vida de muchas de sus ciudades convirtiéndolas en zonas “fantasmas”, denominadas así por la desolación y el deterioro. Algunas ciudades que por su ubicación geográfica han gozado durante décadas de buen desarrollo económico, también han sido víctimas del conflicto armado. Tal es el caso de Tampico, ciudad y puerto con 297.562 habitantes – según el Censo de 2020– que se caracterizó durante muchos años por ser una puerta del comercio exterior, así como por su pujante industria petroquímica, sus servicios turísticos y una gran actividad comercial.
El recrudecimiento del conflicto trajo trastornos en la cotidianidad de la ciudad con los llamados “narcobloqueos”, el aumento de hechos delictivos contra la propiedad y los ciudadanos, el cierre de negocios y la consecuente alteración de la vida escolar y familiar.
En abril de 2015 se registraron durante horas bloqueos, balaceras y quema de vehículos en Tampico. Se trató de una reacción de una célula del Cártel del Golfo ante la captura de Silvestre Haro Maya, El Chive. Los vehículos permanecieron por varias horas obstruyendo las calles. Estos cortes de vías, principalmente en la zona de Altamira, provocaron que los niños evitaran ir a la escuela y que los comercios se vieran obligados a cerrar temporalmente.
Los carteles echan mano de los “narcobloqueos” cada vez que quieren expresar su ira contra las bandas rivales o torpedear la actuación de la policía o los militares.
Los primeros años transcurridos después que estalló el conflicto entre el Cártel del Golfo y Los Zetas fueron muy duros para el comercio de Tampico; se evidenciaron estragos en la economía de los comercios, tiendas de autoservicio, gasolineras y restaurantes, según lo señaló Julián González Álvarez, presidente de Coparmex. El consumo y el esparcimiento disminuyó debido a que la gente evitaba salir de sus casas por el miedo a encontrarse en medio de una balacera.
La militarización de Tampico y otras ciudades también ha traído consecuencias negativas para la población, aseguran organizaciones defensoras de los derechos humanos. Creen que la salida a las calles de las Fuerzas Armadas para luchar contra el narcotráfico ha fracasado porque solo ha generado más violencia. Los abusos de poder, las violaciones a los derechos humanos, ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas son algunas de las consecuencias de la militarización, aseveran.
Un informe del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez A.C. destaca que cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) intervino en enfrentamientos, el número de homicidios en Tampico aumentó un 9%.
Más de 10 años han pasado desde que estalló el conflicto entre el Cártel del Golfo y Los Zetas, un hecho que ha robado la paz a los ciudadanos de Tampico y otras ciudades de Tamaulipas. Desde entonces, sus habitantes tienen que aprender a cohabitar con la furia de los enfrentamientos entre narcos, con los excesos de los cuerpos de seguridad, y con el miedo y la incertidumbre de una guerra de la cual no se vislumbra, de momento, un pronto final.